jueves, 1 de septiembre de 2005

Katrina


A mediados de los 80´s se producía y transmitía en el país el programa 60 minutos (franquicia televisiva de la cadena norteamericana CBS), se caracterizaba principalmente por manejar reportajes de interés general con ardua investigación y análisis de fondo. Fue de los primeros que me toco ver y escuchar en la televisión mexicana que planteaban la problemática ambientalista sobre el calentamiento global, las consecuencias del efecto invernadero, los fenómenos del niño y la niña, tsunamis etc., eventos que para nuestros días cobran vital importancia, pero que en aquellos años resultaban exageradamente alarmantes e inimaginables.

La sensación encontrada entre incertidumbre, pánico e incredulidad, que nos generaban esos reportajes, se han vuelto una temible realidad y en especial en estos últimos días, cuando la noticia más relevante en la escena mediática internacional gira entorno al devastador huracán Katrina, que recientemente ha azotado a los estados de Loussiana, Alabma, Missisipi y Florida de la Unión Americana. Las escenas de los noticieros son impresionantes, como creadas y fabricadas para el set de filmación de películas que tratan sobre catástrofes naturales.

Sin embargo, lejos de que estos eventos sean meramente a causa de la furia incontrolable de la naturaleza, hay antecedentes que no podemos olvidar y que muchos ambientalistas han luchado por señalar y alertar.

En 1997 en la convención de Kyoto, se establecieron algunos lineamientos generales que las principales potencias económicas, debían acatar para contrarrestar los efectos desastrosos, acciones que no firmo, ni acepto Estados Unidos y que pese a lo expuesto en ese evento, siguió incrementando la actividad energética en los años recientes.

Sería perverso sostener que lo que esta pasando en Estados Unidos, responde a una merecida demostración de la naturaleza, sería más que insensible ante las decenas de victimas y a los centenares de afectados en esa región; pero es importante anotar que tanto el Gobierno Estadounidense como los científicos ambientalistas asesores de estas y otras administraciones, han desestimado de forma reiterada las medidas tomadas en los convenios internacionales, los cuales han buscado de mil formas posibles disminuir la emisión de gases causantes del efecto invernadero y que han originado de forma directa el cambio climático en nuestro planeta.

Quizás ahora que sufren lo que parece ser el desastre natural más grande en su historia, reflexionen y analicen su responsabilidad y logren retroceder un poco su política de oídos sordos en este terreno.

Al igual que ustedes dudo mucho que esto realmente suceda…por lo tanto el resto del mundo seguiremos inevitablemente siendo doblemente victimas, victimas del poderío imperialista y de la furia de la naturalaza.