viernes, 7 de julio de 2006

Sin remedio.

Siempre me han gustado las plantas, me gusta como se ven los interiores de las casas con este tipo de adornos, se que eso de la botánica requiere dedicación esfuerzo y cariño. Pero entusiasmada por esa actividad me animé a comprar una planta hermosa frondosa, verde; con mucho entusiasmo adquirí la mejor maceta posible, me dijeron que la cerámica es el mejor material para que la humedad se trasmine y alimente la plantita. Compré también un instructivo donde se especifican a detalle, los días que debe regarse hasta la temperatura optima del agua, los horarios en que hay que sacarla a la intemperie a tomar la luz del día y hasta la luz de la luna que puede beneficiar e influir en su crecimiento. Quería realmente que mi plantita se desarrollara con éxito, que sus hojas crecieran amplias y verdes; gasté una pequeña cantidad de dinero en el mejor fertilizante, dedique mi tiempo a buscar recomendaciones de gente que sabe y ha tenido experiencias con plantas, para no cometer ningún error y con ello dañar el crecimiento de mi plantita. Quería presumirla ante mis amigos, presumirles que he sido toda una experta jardinera.

Todo iba muy bien en verdad, todos los días me levantaba y vigilaba su crecimiento de, observaba con entusiasmo como sus hojitas se iban desenroscando y surgían verdes y brillantes. Y así pasaron los días… como la veía hermosa y con buen tamaño, me confié en que no requería tanta vigilancia, le deje de prestar atención, y ahora mi plantita se ha transformado. Le salieron unas manchas amarillas extrañas, el tronco se volvió poroso y la tierra que la contiene se granuló de forma asquerosa, hasta se percibe maloliente, como a podrido, como ese olor a muerte, imposible de eliminar con aromatizante.

Me siento decepcionada, triste, desilusionada, fraudeada, por que por más interés y esfuerzo que puse en su cuidado y desarrollo, al final de la temporada de verano, mi plantita no pudo florecer y adornar con resplandor el interior de mi hogar.

Igual, exacta-men-te igual me siento en referencia al IFE, y a todo lo que en los últimos días he observado en los medios, a cerca del desempeño de este Instituto. DECEPCIONADA, TRISTE, DESILUSIONADA, FRAUDEADA, y no importa tanto quien gano, sino que todo el esfuerzo y dedicación por tener elecciones confiables, se tiro al bote de la basura, al bote de la basura, a donde en estos momentos me dirijo a tirar mi plantita.