lunes, 6 de agosto de 2007

Robo en despoblado...

La verdad es que no es nada halagador ser un número más en las estadísticas de inseguridad pública de la ciudad; pero no sólo el hecho de ser un dato frío es terrible, lo verdaderamente espantoso es experimentar la sensación de desamparo e indefensión ante un acto delincuencial, sentirte desprotegido e invadido en tu privacidad es lo más traumante, ese shock de vulnerabilidad que se produce al sentirte robado es un efecto que dura largos días. Las cosas, los apartaos, las monedas son reemplazables, lo que es difícil recuperar es la certidumbre y seguridad en los espacios construidos.

Aunque uno se regocija un poco al saber que la desdicha de unos puede ser la oportunidad de otros, para realizar en la divertida crónica periodística de la nota roja o de la denuncia policíaca, una ingeniosa dramatización que evoca esos acontecimientos con tintes chuscos y despreocupados.

Así es como fue mi aparición en el programa radial más escuchado de Hermosillo, Bandas y Bandidos. Nunca sospeche que al hacer el reporte de robo ante la policía municipal, estaba al mismo tiempo tocando las puertas de la popularidad por mis 15 “segundos” de fama, ya no les puedo explicar a ustedes que representa para mi más pasmo, si el haberme dado cuenta del robo o el que hicieran de mi caso una actuación caricaturizada, digna de Trino en sus mejores tiempos de doblaje.

La cosa es que ya no basta con que lo roben a uno así, no más, ahora con el delito cometido va implícita la posibilidad de convertirse en luminaria de gran categoría, en el firmamento de la inseguridad pública, que ya es inmenso y todo con ¡sabor policiaco!, ¿Pero podría ser peor no?.